"Ontiveros era uno de esos economistas a los que la gente entiende"


Pedro Gandía: Hace unos días murió Emilio Ontiveros, catedrático de economía en la Universidad Autónoma de Madrid y muy conocido por el gran público por sus intervenciones en los medios de comunicación, particularmente en la radio, en la Ser. Como en verano siempre estamos bajo mínimos nos costó un poco encontrar a quienes pudieran opinar sobre él. Pero hoy hemos podido contactar con tres colegas suyos. Uno es David Rivas, que nos atiende desde su casa en Asturias. Rivas, también jubilado, fue titular de estructura económica en la Autónoma desde 1985, por lo que coincidió con Ontiveros durante más de treinta años. Buenas noches, profesor.

David M. Rivas: Buenas noches. Lo cierto es que yo no traté mucho a Emilio Ontiveros. Fuimos compañeros de facultad durante bastantes años pero estábamos en áreas muy diferentes. Él era de la rama de empresa y yo de economía. Hasta teníamos los despachos en zonas distintas del centro, con lo que incluso íbamos a cafeterías distintas. Pero sí tengo opinión sobre él, tanto personal como, sobre todo, profesional. De mano sí tengo que decir que su muerte, con 74 años, es una gran pérdida, especialmente para los que lo seguían en los medios, porque era un hombre con gran claridad argumental, uno de esos economistas a los que la gente entiende. 

P.G.: ¿Qué opinión tiene de él como profesor?

D.M.R.: Yo no estudié en la Autónoma y nunca lo tuve como profesor, pero sé que los alumnos, mis alumnos, lo tenían en gran estima. Era, eso me decían, de lo mejor que teníamos en la facultad. Y no hai crítico más duro de un profesor que su alumno, eso se lo aseguro. Como compañero, en las pocas ocasiones en las que nos cruzamos, era muy agradable, de buen talante, simpático. Además era un tipo elegante, guapete, con atractivo personal, aún siendo muy sobrio en ademanes y vestimenta.

P.G.: Decía antes que era uno de esos economistas a los que la gente entiende. Eso es una cosa rara y no sé por qué es así.

D.M.R.: La economía no es algo tan árido y tan incomprensible como algunos nos quieren hacer creer. Es verdad que hay modelos formales difíciles de abordar por quien no tiene determinados conocimientos pero, en general, no es una cuestión demasiado complicada. La complican los economistas, muchas veces intencionadamente, para ejercer de sacerdotes. Hay una larga tradición de claridad expositiva entre los economistas, desde Smith hasta Keynes o Galbraith. El economista clásico más oscuro es Marx, que utiliza una terminología sólo para iniciados, tal vez porque es su truco para aparentar relevancia. Yo tuve buenos maestros en eso de la claridad expositiva, como Sampedro, Tamames, Velarde, Martínez Cortiña... Son también los maestros de Ontiveros y él heredó esa virtud. Yo, permítame la licencia, también la heredé. El otro día un primo mío que no es docto en economía pero sí lo suficientemente inteligente me recordaba lo mucho que aprendía de Ontiveros oyéndolo por la radio. Yo también lo seguía porque sabía de cosas de las que yo sé poco. Conocía muy bien la empresa por dentro, no sólo desde la tarima. Y tenía un gran sentido común. Coincidí con él en un debate cuando la recesión del año 2008 y recuerdo una intervención brillante y realista, pero sin dramatismos ni catastrofismos.

P.G.: Estos días, leyendo lo que escriben sobre él, hay una gran discusión acerca de a qué escuela económica pertenecía. ¿Usted qué piensa?

D.M.R.: Pues no lo sé, la verdad. Si atendemos a los centros en los que se formó y pensamos que eso influye mucho en el pensamiento concreto personal, podríamos pensar que era un neoclásico. Puede que lo fuera. Si atendemos a su libro más teórico, Sin orden ni concierto: medio siglo de relaciones monetarias internacionales, eso nos parecería. Pero, atendiendo a su forma de entender las cosas, vemos que entiende que el sistema, el capitalismo, sólo puede sobrevivir si cuenta con potentes mecanismos de equidad. Eso lo lleva al campo keynesiano. Incluso podríamos ir más allá. Cuando yo era estudiante, Emilio Ontiveros, que tenía once años más que yo, dirigía la colección de textos de economía de la editorial Blume, y allí publicó la obra de Schumacher Lo pequeño es hermoso. Economía como si la gente importara. Ese libro, luminoso, fue como un evangelio para los economistas críticos, para los ecologistas, para los radicales, para los anarquistas... Hay en Ontiveros una línea analítica de conjunción entre eficiencia, equidad, justicia social... A mí, si tuviera que decir algo categórico, me parece un socialdemócrata clásico.

P.G.: Como es lo típico en estos casos se hace un fácil juego de palabras: Ontiveros, un manchego universal.

D.M.R.: Pues no sé que le voy a decir. No lo conocía bien. Sólo conozco, y parcialmente, su trabajo. Eso sí, le puedo decir que me caía muy bien. Pero, por seguir con los tópicos, al atender a su posición frente a la situación económica se aprecia una ética quijotesca en un discurso sanchopancista. No sé si me entiende...

P.G.: Sí, creo que sí. Muchas gracias, profesor, y buenas noches.

D.M.R.: Buenas noches.


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