"El fútbol es un indicador de crecimiento económico"
Alejandro Fonseca: Es
tarde de fútbol en La Buena Tarde, Monchi Álvarez, y queremos hablar del
Mundial de Rusia y, si es posible, desde otro punto de vista, poner la cara b del mundial. Contamos con el
análisis de un economista humanista y amigo del programa, David Rivas, ¿qué
tal?, buenas tardes.
David M. Rivas: Buenas
tardes.
A.F.: Con el fútbol
también se puede filosofar y, si no, que se lo digan a Valdano.
D.M.R.: Por supuesto. Yo
incluso tengo una aproximación económica al fenómeno del fútbol, una
aproximación histórica, estructural.
A.F.: Bien, bien, no
esperábamos menos. Pero no sólo estamos bien acompañados por David Rivas sino
que también tenemos al teléfono a un grande, a un ilustre del balompié, que ha
aceptado a hablar con nosotros y no sabemos por qué. Javier Clemente, ¿qué
tal?, buenas tardes.
Javier Clemente: Hola,
buenas tardes. Si quiere le explico por qué le he dicho que sí… Pues porque
nunca digo que no a nadie del periodismo. Ahora, no todos los periodistas se
atreven a hablar conmigo.
Monchi Álvarez: Ese es el
problema, que no todos quieren hablar con Javier Clemente.
(…)
A.F.: ¿David Rivas?
D.M.R.: Estoy escuchando
atentamente a Javier Clemente y, ya que coincidimos, pues me gustaría saludarlo.
Yo soy de esos que hablan de fútbol y sólo soy un poco enterado, más bien sé
poco, con lo que no voy a decir nada más.
J.C.: Perdón por la
interrupción pero es que debe usted seguir hablando de fútbol y, por lo pronto,
se puede poner una medalla por reconocer que no sabe demasiado. Pero siempre se
debe hablar de fútbol porque, además, es bueno para nosotros, pero lo que
siempre pido es que sean respetuosos con el profesional, nada más.
D.M.R.: Además lo mío es
más grave todavía porque no soy periodista. Soy profesor de economía.
J.C.: Pues sabiendo de
economía y mirando al mundo del fútbol ya podremos hablar de esos doscientos
millones que valen algunos jugadores… ¡Para quedar asustados!
D.M.R.: Aunque no sepa
mucho siempre fui bastante fan de Clemente y fui de esos aficionados que
lamentamos su marcha tan temprana en la última temporada que entrenó al
Sporting.
J.C.: Yo creo que fui muy
tarde al Sporting. Es un equipo al que quiero con locura, por afinidad, e
intenté montar un Sporting con la cantera y para potenciar al Pitu Abelardo,
pero no lo vieron y no creyeron en el proyecto. Y yo lo acepté. Los dueños de
los clubes tienen que hacer lo que ellos crean y si cesan al entrenador pues no
pasa nada. Los entrenadores, la verdad, es que no siempre tenemos mucha culpa,
pero las cosas son así. El dueño de la empresa te dice que te tienes que ir al
paro y te vas. Yo me hubiera quedado en el Sporting porque es un club que me
gusta pero dijeron que no, que no era viable que el Pitu se quedara conmigo y
tomaron otra decisión que yo respeto.
D.M.R.: Ya qué estamos
hablando del Sporting, ¿qué le pareció la elección de Luis Enrique como
seleccionador?
J.C.: Fantástica,
fantástica.
D.M.R.: Yo pienso lo
mismo.
J.C.: Soy muy amigo de Julen
Lopetegui y me molestó muchísimo que lo cesaran. También soy amigo de Fernando
Hierro, una persona entrañable, pero que no tiene demasiada experiencia como
para hacer un Mundial. Una cosa es hacer un Mundial de jugador y otra cosa es
hacer un Mundial de seleccionador, con sólo un año entrenando en el Oviedo.
Ahora llega Luis Enrique. Ayer le envié un mensaje para felicitarlo. A Luis
Enrique yo le tengo mucho cariño desde que lo tuve de jugador. Es simpático,
agradable, ameno, con chispa… Pero ya están saliendo los agoreros de siempre.
Ayer uno de la cadena Cope dijo que habían elegido a un seleccionador que es un
gran profesional pero que tiene una forma de ser con los periodistas igual que
la de Clemente.
M.A.: Ahora descubrimos
el porqué de tanto cariño y simpatía.
J.C.: Ese es un gran
problema, cuando los periodistas hacen corporativismo, que nosotros no pecamos
tanto de eso. A mí me dieron palos hasta por ir de vasco por la vida. Tengo a
gala tener abuelos zamoranos pero yo nací en el País Vasco y soy vasco. Me
gusta lo mío. Podíamos haber tirado hacia Santander y Asturias y hacer un País
Vasco más largo, más grande, pero no quiero enfadar a los asturianos.
A.F.: ¿Nos quiere
invadir?
M.A.: Observamos que
David Rivas está callado pero sonríe.
D.M.R.: Los vascos
volverían a pertenecer al reino que les libró del yugo árabe y no los entregó
al yugo carolingio, pero este chiste de Clemente lo apunto para contárselo a
los amigos, porque el tono es amigable. No se preocupe, mister, que los
asturianos no nos enfadamos.
A.F.: Muchas gracias,
Javier Clemente. Ha sido un placer.
J.C.: Lo mismo digo. Un
cariño muy grande para todos los asturianos y buena suerte al Sporting.
A.F.: Bueno, David Rivas,
¡qué momento más interesante y pensando en voz alta!
D.M.R.: A mí siempre me
gustó mucho Javier Clemente. Siempre que hubo polémica en torno a él tenía mi
simpatía. Hablo de polémica sobre su forma de ser, no necesariamente de sus
decisiones en el terreno de juego. En el campo hay opiniones para todos los gustos
y te puede gustar en una temporada y en otra no, un día sí y otro no o creer
que lo hace muy bien con un equipo y muy mal con otro. Yo me refiero a sus
polémicas con la prensa o con los directivos de la Federación o de la Liga,
cosa que a Luis Enrique también le puede pasar. Y en esas polémicas, casi
siempre me puse de su parte. Es un tipo que dice lo que quiere pero no es
maleducado, aunque sí es claro y poco diplomático. Lleva hablando con nosotros
veinte minutos y sólo le oí buenas palabras, excepto para un tipo de la Cope
que hizo ese comentario sobre Lucho y sobre él. Y tuvo la deferencia de no dar
ni su nombre. A Clemente casi no lo recuerdo como jugador. Para mí es
entrenador y, lógicamente, seleccionador, aunque mi memoria no es muy buena en
fútbol salvo para el Sporting. ¡Hombre!, recuerdo bien el partido contra
Italia, el del codazo a Luis Enrique, y su desgracia contra Nigeria. Tiene
razón cuando dice que debería haber llegado al Sporting unos meses antes. Y yo
lo hubiera mantenido otra temporada. A mí me parece que tras la rescisión a
Clemente y de otras decisiones posteriores hay una mano negra que no le
interesa que las cosas sean de otra manera, lo mismo en los despachos que en
Mareo. Él decía que entendía que los directivos creían otra cosa, cuando los
directivos nuestros llevan años siendo incrédulos. El Sporting lleva un tiempo
actuando como si la iglesia fuera dirigida por un papa ateo, que no creyera en
Dios.
A.F.: Vamos a hablar un
poco más del Mundial, pero no específicamente de fútbol sino de lo que está
alrededor, aunque también del juego. No vamos a hablar de estrategias, ni de la
configuración de los equipos ni de esas cosas, aunque también seguramente.
D.M.R.: Además yo para
eso no valdría. Lo que le dije a Clemente es verdad: me gusta el fútbol, sé de
algo, pero no soy un entendido.
A.F.: Da la sensación que
los seguidores de las selecciones principales, Argentina, Uruguay, Brasil,
Alemania… una decena de títulos entre ellas…
M.A.: Y España, Francia,
Portugal… que también contaban.
D.M.R.: Y Rusia porque el
plus de ser el anfitrión tiene su peso.
A.F.: Tal parece que
cuando van cayendo las selecciones de México, de Marruecos, de Japón, de
Nigeria… decía la gente: “bueno, ahora empieza el Mundial, ya dejan de molestar
estos moscardones”. ¿Es que esas selecciones están nada más que para completar
el cuadro?
M.A.: Llevamos ya unos
cuantos campeonatos con ese criterio.
D.M.R.: Hay una realidad
evidente, por mucho que algunos no quieran verlo. En el fútbol, como en todo,
el mundo ha cambiado. Los países emergentes no sólo lo son económicamente.
También lo son deportivamente. Cada vez tendremos más equipos africanos,
asiáticos y americanos más allá de la élite histórica de Argentina, Brasil y
Uruguay. Ahí está ya México. A mí me gustó mucho Perú, como Colombia, como
Marruecos. Son selecciones que, hoy por hoy, difícilmente van a llegar a fases
finales porque la experiencia es un grado. Pero miren a dónde llegó Croacia,
con la que pocos contaban, yo entre ellos. Yo nunca pensé en Croacia. En
cambio, de las teóricamente grandes, nadie contaba con Francia y llega a la
semifinal y puede que llegue a la final. Hay otra cuestión más antropológica,
si lo queremos ver así. En el deporte, como en la guerra, los supremacistas
siempre tienden a despreciar al enemigo. Lo vemos en la historia, en la más
cercana por no ir a otra. Los ingleses daban por supuesto que a los indios
norteamericanos los iban a liquidar en veinte años. Los veían como unos
salvajes sin estrategia militar. Pues a los ingleses y a sus hijos les costó
una guerra de doscientos años. En Vietnam perdieron después de treinta años
tras creer que iba a ser un paseo de seis meses. En Corea empataron y de mala
manera. Por su parte, los altivos nazis, que despreciaban a los inferiores
eslavos, fueron derrotados por el ejército rojo en el frente oriental. Y eso
pasa en el fútbol. Viendo cuáles van a ser las dos semifinales… Por cierto, yo
no me atrevo a hacer ningún pronóstico.
M.A.: Usted va con
Inglaterra, todos lo sabemos.
D.M.R.: Yo siempre he
sido, desde niño, tal vez influencia familiar, muy anglófilo. También me eduqué
en las bases de su universidad. Y todo eso pesa mucho. El Liverpool es mi
segundo equipo, o el tercero con el Athletic. El primero, claro, el Sporting.
M.A.: Pero es que lo suyo
es empecinamiento con Inglaterra. Pero si es que Inglaterra nunca va a jugar
bien.
D.M.R.: Pero juega a lo
inglés, juega siempre igual.
M.A.: ¿Dónde están los
centrocampistas de Inglaterra?
D.M.R.: Eso del
centrocampismo no lo conocen muy bien, aunque me parece que en este Mundial van
aprendiendo. A mí me gustó mucho el centrocampismo de Bélgica. Controlan muy
bien el centro del campo.
M.A.: La Belquique,
campeona del mundo.
D.M.R.: ¿Frente a Croacia
o frente a Inglaterra?
M.A.: Creo que
Inglaterra-Bélgica y, evidentementemente, ganará Bélgica.
D.M.R.: Puede ser, pero
no menospreciemos a Francia. Lo que pasa es que yo de Francia no vi muchos
partidos.
M.A.: ¿Por qué sigue
usted a Inglaterra si dice apreciar el juego de los uruguayos?
D.M.R.: Vamos a dejar
aparte el chiste de mi conocida anglofilia. Yo admiro la premier, la liga
inglesa. Eso me lleva a seguir a Inglaterra, aunque es cosa distinta. Hay
selecciones que se parecen bastante a sus ligas: la alemana, la española, algo
menos la francesa, bastante menos la italiana… La selección inglesa no se
parece en nada a su liga, es muy inferior. Si yo tuviera que elegir entre
selecciones me quedaría con la alemana y con la española, pero entre ligas, muy
por encima con la inglesa. Pero el juego de la selección inglesa es arcaico,
sólo lo hacen los ingleses, y, si les sale bien y marcan pronto… Eso le pasó a
Suecia. Cayó en lo vetusto de los ingleses, encajó un gol y para casa.
M.A.: Lo que tienen es
portero por primera vez en mucho tiempo.
D.M.R.: Es verdad, tienen
un buen tipo bajo los palos. Los esportinguistas, en general los del
Cantábrico, los que tenemos ya una edad, somos muy porteristas. Ahora, lo de
Courtois es sensacional. Hacía mucho que no veía un portero con la solvencia
del de la selección belga. También me gustó mucho el de Croacia, pero no
recuerdo su nombre.
M.A.: Nada que ver con De
Gea.
D.M.R.: O con Muslera.
A.F.: ¡Vaya pifia la del
portero uruguayo!
M.A.: La culpa es de los
balones, tan ligeros. ¿Dónde están aquellos balones de cuero, cosidos, los
tango después…?
D.M.R.: Hoy juega
Bélgica. Verá usted, Monchi Álvarez otros valones… Valones y flamencos.
M.A.: Cierto, un problema
de grafía. La France contra La Belgique.
A.F.: ¿Y esa
globalización? Porque hablábamos hace un momento de una globalización que no
sólo es económica sino también deportiva? O tal vez esta segunda es
consecuencia de la primera, con los jugadores en el escaparate internacional de
sus países de origen, jugando en equipos de todo el mundo. Te acabas
encontrando con que una selección de un país de liga de medio pelo lleva en sus
filas a auténticos monstruos del fútbol, como pasa, sin salir de Europa, con
Croacia.
D.M.R.: Croacia no es un
buen ejemplo porque desde siempre, desde la época de la antigua Yugoslavia,
tiene estructura de juego. Y eso no se pierde, al menos no se pierde en mucho
tiempo, sobre todo si un entrenador da con la clave. Croacia es un país pequeño
y no es rico. Es verdad que está en la Unión Europea y eso tiene importancia.
M.A.: Pero hay una
tradición de un buen trato al balón.
D.M.R.: Es verdad. Todas
las selecciones de la vieja Yugoslavia hacen buenos papeles en los campeonatos,
lo mismo Serbia que Croacia. Las demás selecciones son de países muy pequeños y
ya no es lo mismo pero juegan bien, tratan bien el balón, como usted decía.
Pero es que, además, los serbios y los croatas juegan en equipos de ligas
europeas, generalmente en grandes equipos, y son europeos en estilo
futbolístico. Lo contrario le está pasando al fútbol sudamericano: sus mejores
hombres están también en las ligas europeas. Eso los lleva a un desfase enorme
muchas veces. Ese fue el coste que pagó Argentina en este Mundial. Argentina es
la selección que más me decepcionó de este campeonato, mucho más que Alemania.
Yo esperaba más de España y de Portugal, sobre todo después del primer partido
entre ellas. Esperaba más de las dos, aunque más de España. Luego vimos que
Portugal era Cristiano y diez amigos, y que España no sabía por dónde andaba.
A.F.: ¿Y aquello de que
el fútbol se explica desde la estructura económica, disciplina de la que usted
es profesor?
D.M.R.: A mí me gustan
mucho los indicadores indirectos. Esto del fútbol se lo cuento a mis alumnos en
clase. Se ríen mucho pero yo sé que les hace
pensar. Atendamos a la liga española de los últimos cincuenta años.
Siempre está arriba el Madrid y el Barcelona. Luego está el Valencia, el
Sevilla, el Atlético de Madrid… Pero vamos a ir un poco más allá. En los
setenta, más o menos, estaban en Primera el Sporting, el Oviedo, el Racing, el
Athletic, la Real Sociedad, el Osasuna… A veces el Logroñés e incluso el
Burgos. Siete equipos del norte. ¡Claro!, la riqueza estaba en la industria.
Llega la desindustrialización de los ochenta y de esos se mantiene, y con
problemas, el Athletic. Los demás pasan a ser, en el mejor de los casos,
equipos ascensores. Llegan los años
del narcotráfico, con un montón de dinero negro, un dinero que emerge por el
fútbol, además de por otros sitios, y tenemos tres equipos gallegos en Primera,
con el Deportivo a punto de ganar la Liga. Vienen después los años de la
agricultura forzada financiada por la Unión Europea y de la inmigración ilegal
y mal pagada: se hunden los equipos del oeste de Andalucía, el Cádiz o el
Recreativo, y alguno como el Poli Ejido no llegó a Primera de milagro. Se infla
la burbuja inmobiliaria y el Mediterráneo eclosiona, con el ejemplo del
Villarreal o la resurrección del Málaga, por no hablar del Marbella de Jesús
Gil. Esto que cuento lo sabe cualquiera, pero en el marco mundial está pasando
lo mismo. Tarde o temprano, más bien temprano, veremos una gran selección de
Estados Unidos, como la veremos en China. Son grandes potencias económicas, con
mucha población y que ya están llevando cerebros
futbolísticos que poco pintan en Europa pero sí allí. Estados Unidos está
aplicando al fútbol el mismo criterio que tuvo entre los treinta y los
cincuenta en medicina o en física: hacerse con lo que Europa rechaza, entonces
por cuestiones políticas y hoy por cuestiones de edad.
A.F.: El Mundial se acaba,
hoy es la primer semifinal, ¿cómo lo ve David Rivas, aparte de que, pase lo que
pase, va con Inglaterra?
D.M.R.: Yo no ví todos
los partidos, evidentemente, por lo que tampoco tengo opinión formada. De los
cuatro semifinalistas al equipo que más veces ví fue a Bélgica y me gustó
mucho. Por lo que ví de Francia, que ví poco, me parece peor que Bélgica. Y por
lo que ví de Croacia y de Inglaterra creo que la favorita es Croacia. Es decir,
por lo que yo ví, la final sería una Bélgica-Croacia. No obstante, esto es
intuición, si surgiera la sorpresa, me parece que es más probable que Francia
elimine a Bélgica y muy poco probable que Inglaterra elimine a Croacia. Pero no
me atrevo a pronosticar. Puede pasar cualquier cosa.
A.F.: Bueno, David Rivas
será uno de los asturianos, que no son pocos, que irá este fin de semana con
Inglaterra, pese a lo cual seguirá siendo amigo de este programa. Muchas
gracias, profesor.
D.M.R.: Muchas gracias y
saludos a los oyentes.