"El ingreso mínimo debe quedar para siempre"





Alejandro Fonseca: Este viernes último de mayo se ha aprobado en el consejo de ministros el ingreso mínimo vital y queremos hablar con un economista amigo de la casa para que nos explique de qué va la cosa. Profesor David Rivas, buenas tardes.
David M. Rivas: Buenas tardes, Fonseca.
A.F.: Ingreso mínimo vital, ¿qué es eso?
D.M.R.: En principio y por principio se trata de una medida de justicia social. En España los índices de pobreza y de precariedad son muy preocupantes. Estamos por encima de la media europea en pobreza y, concretamente, a la cabeza en pobreza infantil. La tasa de pobreza severa es del 12,4 por ciento, el doble que la media de la Unión Europea. Sólo Italia y algunos países del este están cerca de nosotros en este ranking miserable. Esta renta es necesaria, aunque yo creo que debería tener como beneficiario la persona, cada persona, y no la unidad familiar. Por el mero hecho de ser ciudadano se debería tener un ingreso mínimo para poder vivir con dignidad, cubriendo las necesidades más elementales. Pero, en fín, una vez hecha esta crítica general, sea bienvenida esta medida, que es fundamental, otra pata del estado de bienestar, del cacareado estado social de derecho. Y el coste, que muchos preguntan por el coste, andará por los tres mil millones, fácil de solucionar. Ahora bien, si queremos llegar a cubrir el cien por cien de las necesidades, llegaríamos a 6.300 millones. Esas ya son palabras mayores.
Monchi Álvarez: Profesor, ¿por qué algunos políticos y algunos empresarios se oponen a esta medida?
D.M.R.: Hay intereses partidistas, evidentemente, pero, de hecho, sólo Vox se ha opuesto frontalmente al ingreso mínimo. Lo de Vox es inexplicable: están lejos de la doctrina católica más básica e incluso del fascismo clásico. En último término, hay un elemento moral, digámoslo así, que nos dice que este tipo de medidas llevan a la vagancia. Y eso no es verdad. Los estudios que tenemos desde hace ya treinta años, no de ayer ni hechos por este gobierno, nos dicen que estas rentas sociales fomentan el empleo. Una persona, un hombre o una mujer, que tiene que pensar cómo dar de cenar esta noche a sus hijos está en un permanente estado de desazón, hasta de depresión, y es incapaz de buscar empleo, de pensar en un medio plazo. Ya los clásicos del XVIII decían que si a una familia pobre se le daba una vaca, no se iba a dar a la holgazanería, no. Esa familia tendría leche y, alimentada, tomaría impulso para progresar, para vivir mejor. Todos los estudios nos dicen que las rentas sociales impulsan el empleo, desde la experiencia de New Jersey hasta la del País Vasco, pasando por la de Asturias. Es conveniente recordar que Asturias fue pionera en estas cuestiones. Es que siempre nos flagelamos. La renta social vasca es mejor, eso sí, pero no olvidemos el esfuerzo solidario de los asturianos. Y no me parece a mí que Asturias, New Jersey o el País Vasco sean países castristas o bolivarianos. Y si no, apliquemos el chiste: un trabajador que cobra 1.500 euros que deje el empleo y se apunte a 700 de por vida. Nadie cometería esa barbaridad. Por cierto, la patronal asturiana, la FADE, de las peores del reino, es la única que se opone frontalmente al ingreso mínimo, aduciendo que alimenta a la economía sumergida. No sé qué economistas asesoran a Feito y compañía.
A.F.: También hay quien dice que esta medida alimenta el clientelismo, que el gobierno busca fidelizar a los votantes.
D.M.R.: Eso siempre es posible. Siempre un gobierno busca maximizar la utilidad, buscar votos. Podría este ingreso mínimo acabar cumpliendo el papel de los PER de Andalucía o el de las prejubilaciones mineras de Asturias. Pero a mí me parece que no es el caso. El ministro Escrivá deja pocas posibilidades a los chanchullos. Evidentemente habrá picaresca, fraudes, clientelismos… Eso es inevitable. Pero el hecho de que pueda pasar esto no nos debe llevar a negar la virtud de la medida.
A.F.: Son muchos los que defienden estas medidas, incluso algunos liberales, porque, tras lo que estamos viviendo, no sabemos cuántas embestidas más tendremos que afrontar.
D.M.R.: Amigo Fonseca, ya lo hablamos más veces, no sé qué idea tiene usted del liberalismo. Eso de “incluso algunos liberales”… John Stuart Mill o nuestro Flórez Estrada eran mucho más avanzados que Iglesias y que Garzón. Pero tiene usted razón: van a venir nuevas embestidas. Por eso yo pienso que este ingreso mínimo debe permanecer, más allá de la covid, de la pandemia y de la crisis económica que venga. La economía, decía el viejo Keynes, es una ciencia moral, no una ciencia natural, y por ello está sujeta a juicios de valor. Y un juicio de valor es que las personas tienen derecho a vivir dignamente. Este ingreso mínimo debe quedarse, cambiando lo que haya que cambiar, según aparezcan fallos, anomalías…
M.A.: Lo dice y lo repite. ¿Acaso tiene dudas, profesor, sobre la pervivencia de este ingreso mínimo vital?
D.M.R.: Podría llegar un gobierno que lo elimine, pero no lo creo. Y aquí voy a echar un cable a la tecnocracia, de la que yo estoy bastante lejos. El hecho de que sea un hombre como Escrivá quien haya sido el artífice de esta medida me da garantía. No tendría tanta seguridad si esto fuera obra de un populista que juega más con la víscera y con escasa preparación económica. Y yo no voto al PSOE. A Escrivá le costó mucho llegar a esta decisión porque es muy ortodoxo, pero es muy inteligente. Es muy gris mediáticamente hablando, pero es un académico de fuste, muy dado a pedir auxilio a los mejores profesores, aunque no sean de su cuerda. Pablo Iglesias, que quiso representar un papel central en esta escena, es académicamente mediocre, aunque domina los medios como nadie, y yo no sé cuál es su modelo de política pública. Escrivá es un tipo muy sensato, un socialdemócrata de línea más a la derecha, bastante alejado de mi pensamiento político. Ayer estuve leyendo el decreto y me pareció muy bien estructurado y con un trasfondo teórico muy riguroso. Tiene algún que otro error de bulto, como lo de tomar como base la renta de 2019, aunque parece que van a adoptar medidas correctoras. Es una medida muy clásica. No estamos hablando de una economía intervenida, ni de una planificación a la soviética, ni de nada parecido. Estamos hablando de una socialdemocracia bien moderadita.

A.F.: Vamos, que usted cree que este ingreso mínimo vital se quedará en nuestro modelo económico.
D.M.R.: Sí, eso es lo que pienso. No creo que el Partido Popular lo elimine si gobierna mañana y tampoco Ciudadanos. No creo que lo haga ni siquiera Vox, que nunca gobernará pero que puede condicionar gobiernos. Es una medida básica de justicia social pero no sólo eso. Esta renta mínima garantiza la estabilidad de la demanda interna porque asienta el consumo. Pero podemos ir más allá: estas medidas van a ser básicas en el futuro. Llegaremos, y no en mucho tiempo, a un salario social universal. En el modelo económico en el que estamos entrando no podemos tener a cinco mil millones de personas trabajando ocho horas al día y produciendo como se hacía cuando la revolución industrial.
A.F.: Nos acercamos a las noticias de las siete y debemos cerrar, profesor Rivas. Muchas gracias.
D.M.R.: A ustedes, Fonseca y Álvarez.

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